domingo, 17 de febrero de 2008

CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA SEMANA SANTA: EL COSTALERO. JAVIER RAMOS SAEZ

Costal, faja, morcilla, alpargatas, pantalones, camiseta... ellos son los “caballeros andantes” de la Semana Santa pues cuando se visten de costalero se ven inmersos en una especie de rito preparatorio que comporta una cierta sensación de reminiscencia pasada cuando los mozos o lacayos vestían al señor con las ropas necesarias para la faena, un símil muy parecido al del torero, que tradicionalmente ha estado ligado al mundo del costal.
Los costaleros representan el nexo de unión del amplio engranaje de la Semana Santa, imagen y público. La imagen se dirige al público y el público lo recibe y este hecho extraordinario es fruto del esfuerzo del costalero, que sirviéndose de un costal, aguanta un peso excesivo por amor y devoción a lo que lleva encima de su trabajadera. Durante largas horas se recrean y dan pompa a la escena que representan y que portan en la parihuela camino de la Santa Iglesia Metropolitana, unos con aire pausado, con el izquierdo por delante. Hay otro tipo de costaleros que, con paso racheado y constante, dan seriedad y solemnidad a la escena de la Pasión de Cristo causando silencio en las angostas calles y en las recoletas plazas de nombre y prestigio. Igual que la ciudad de Sevilla, siempre tan dual, el costalero se encasilla en dos tipos anteriormente mencionado, uno festivo y otro algo triste o solemne; esta variedad es reflejo de la idiosincrasia de las cofradías, de su riqueza, de la puesta en escena de unas y otras cofradías tan equidistantes como cercanas, cada una distinta e igual al mismo tiempo.
El cuerpo de costaleros se introdujo en la principal fiesta religiosa que siempre hubo en Sevilla, pues hoy en día está ciertamente devaluada, y no es otra que la del Corpus Christi. Allá por el siglo XVII, (aún se conservan grabados en la Catedral ) ciertas personas portaron la custodia argéntea del Santísimo Sacramento sin protección ni parapeto alguno, nada más que las fuerzas que su devoción y su fe les inspiraba.
En la fiesta pasionista que conocemos nosotros, heredada del siglo XIX, tan romántica y costumbrista, nos encontramos con la proliferación del fenómeno costaleril, que en los años sesenta y setenta se encuentra en boga y gran auge. En las primeras décadas del siglo XX se empieza a portar pasos procesionales con la ayuda de un capataz que los dirige, uno de los principales y más relevantes fue el mítico Rafael Franco Luque.
El capataz siempre ha sido como el patrón, el jefe, pues es el que ordena y dispone. Etimológicamente capataz viene de caput que significa cabeza. El término capataz viene de un argot del ámbito proletario que tiene mucho que ver con el puerto pues allí existía la figura del capataz o patrón que ha sido extrapolado a la fiesta de la Semana Santa. Al principio los costaleros eran provenientes del puerto, pues ellos estaban acostumbrados a llevar cargas pesadas cada día, fruto de la naturaleza de su trabajo. Los cargadores del puerto, para llevar un dinero extra a sus casas, se profesionalizaron y fueron los primeros costaleros formados como cuadrillas y capitaneados por el capataz. A los costaleros profesionales se les apodaba como los gallegos pues eran muchos los que provenían de tierras al norte de España, y más concretamente, la mayoría provenían de Galicia.
Este devenir cambia en 1975 cuando la hermandad de Los Estudiantes saca por primera vez en la historia una cuadrilla completa de hermanos costaleros, por lo que se produce un hito jamás vivido en la historia de las cofradías; este hecho llega a propagarse, en poco tiempo, a muchas cofradías de Sevilla, que a finales de los 70 empiezan a incluir hermanos costaleros entre sus cuadrillas.
Hoy en día todavía perduran ciertas cofradías en las que los costaleros son asalariados, entre ellas, Santa Marta y también existen cuadrillas mixtas de hermanos y costaleros “profesionales”. Capataces famosos como los Villanueva, los Ariza, los Rechi, los Santiago o los Gallardo siguen estando presente, tras tantas décadas, en el martillo de los pasos de toda Sevilla y su provincia.
Sin la figura del costalero nada sería igual en esta fiesta pues ellos son los que le dan vida al pasaje bíblico, le dan dinamismo y viveza y gracias a ellos, los costaleros, son un concepto fundamental de la Semana Santa sin lugar a dudas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por todo eso para bien o para mal,Villanueva tracatra......un saludo.

Alvaro Pastor Alés dijo...

Estoy contigo amigo para bien o para mal, Villanueva tracatra........ jajajajaja